martes, 27 de enero de 2009

Volviendo al pasado

Quién me iba a decir que al cabo de los años volvería como una jovencita a casa de mamá! No sé si saltar de alegría por el rejuvenecimiento o ensordecer a base de protestas a los responsables de que en mi casa no haya luz, cuatro días después de la "ciclogénesis explosiva", la tormenta perfecta, el temporal que me hizo creer que me iba a dar una vuelta con Dorothy y sus amigos, allá por Kansas, o Arkansas, que puestos a viajar me da igual. Como decía, cuatro días después, sigo en casa de mamá, porque ella, previsora, no tuvo la peregrina idea de irse a vivir con su familia al tranquilo campo, en donde una tormenta te deja sin luz, y de paso, sin agua, teléfono, calefacción, en fin, deliciosamente decimonónica situación. ¿Y qué hacen los responsables? Pedir comprensión, que la tormenta fue muy fuerte. ¿Y qué pasa con la imprevisión, la falta de mantenimiento de las instalaciones, los cables del tendido eléctrico en medio de los eucaliptos o incluso sujetos a ellos? (a ver por qué se les ocurre a los eucaliptos caerse por una tormenta, ¿ es que no conocen su importante misión?, ¿ cómo se atreven a incumplir su sagrado deber? ¡qué poco aguante! ¡ya no hay árboles como los de antes! )
Así que me parece que no queda otra que aguantar, y alegrarme por tener donde instalarme, porque hay miles de familias que no tuvieron esa suerte, y llevan desde el viernes pasado sobreviviendo a la luz de las velas y comiendo bocadillos envueltos en mantas para sobrellevar el frío. Dicen que es cuestión de horas, pero no aclaran cuántas: 6, 24, 72...Ya veremos.

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